Poema Coyuntural

Cerecita transmutó a Reina de Hielo
Pero yo no le hago caso.
Por que se que a pesar
de lo que allí la puso
( aunque ella lo niegue)
una sonrisa irresistible
no prospera en el Polo Norte.

Abrió sus alas a otros cielos
y me lo advierte
sin rodeos.
Y me entran ganas
de seguirla hasta los confines
bajo mi irredenta vocación de Icaro.
Pero le deseo lo mejor.
Aunque sepa que lo mejor
se nos queda en el tintero.

Hablar conmigo es para ella
charlar con una momia.

Hablar con ella para mi
es el presente
de Dionisos.

Absurdos e infortunios
trocaron nuestra víspera
en esquirlas esparcidas.
Tan lejos de nuestro chaparrón...
Que cada vez que el obelisco se aparece
pregnado de sabor a ocaso
tumbados a su sombra,
no hay nadie a quien culpar,
ni honores mancillados,
ni traiciones por vengar...
Que cagada!

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