Domingo



No quiero pensarte

Aunque me guste
presagiarte
llegando en tu manto de fulgor
Irreverente
y esa sonrisa que de vez en cuando te arranco
(o esa mirada que parece
callarse algún dolor)

Para bendecirme con tu desnudez
de lozanía blanquecina
y cabellera azabache.
Que revolveré una vez mas
En la prodigalidad de tus gemidos

Hoy no quiero otra cosa
que volver a enseñorearme de tu goce.
Arrancarle melodías y colores a tu carne
Hasta que nuestros cuerpos fundidos
hagan estallar sórdidamente
todos los relojes.

1 comentario:

FRUiTS dijo...

Quisiera ser baldosa para mirarte la cosa.
Eso es poesía guacho.
(vos sabés que me encanta)